Reproducimos un interesante artículo del diario CORDOBAHOY.ES que nos lleva a plantearnos interesantes cuestiones. ¿Convivieron los pueblos íberos, turdetanos o tartesicos con ejemplares de leones autóctonos? ¿Fueron influenciados por otras culturas como la griega o la fenicia?
Los ayuntamientos de San Sebastián de los Ballesteros y La Rambla están en contacto para marcar una estrategia común sobre la importancia del hallazgo
La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía va a realizar catas arqueológicas en la zona donde el miércoles pasado un agricultor de San Sebastián de Los Ballesteros localizó en una finca enclavada en el término de La Rambla una escultura íbera de piedra que representa a una leona apresando a un animal, según ha señalado esta mañana a este periódico el alcalde eballense, Francisco Javier Maestre Ansio.
Presentación de la leona íbera en el Arqueológico de Córdoba. Fuente: cordobahoy.es
"El propio agricultor que la encontró, Gonzalo Crespo, nos comentó que fueron los técnicos quienes le dijeron que sí se iban a realizar las pertinentes pruebas para tratar de ver que puede haber allí, porque no parece que haya nada historiado", ha señalado el alcalde independiente.
Por lo pronto la escultura se trasladó al Museo Arqueológico de Córdoba para sus respectivos estudios por parte de los técnicos y expertos de la Junta de Andalucía. Pero tanto La Rambla como San Sebastián de Los Ballesteros mantienen contactos a nivel de alcaldes para ver de qué manera afrontar la situación.
Leona íbera en el Arqueológico de Córdoba. Fuente: cordobahoy.es
El término rambleño rodea por completo a San Sebastián de Los Ballesteros y las tierras donde fue localizada la leona de piedra pertenece a La Rambla, pero sus dueños son eballenses. Por lo pronto, "todavía es pronto para decir lo que vamos a hacer, porque no sabemos si queremos una réplica o no, pero sí intentaremos que pase lo que pase con la escultura, ya acabe en el Arqueológico de Córdoba o en el de Madrid, ésta tenga bien documentada su procedencia y tenga repercusión en nuestros pueblos".
Por lo que se puede ver de la escultura, la pieza muestra arañazos recientes en ambos lados por su extracción. Representa a una leona sedente, como ocurre en la gran mayoría de representaciones animales íberas, que acaba de atrapar a una presa, muy parecido a una cabra montes o un bucardo.
La leona, con las características orejas hacia atrás en plan ofensivo-defensivo, mantiene sus mandíbulas sobre la cabeza del animal ya abatido y muerto con una de las cuernas en la boca hasta el punto de que no se ve la hilera de dientes cubiertas por el belfo hinchado, que sí que aparecen en la otra parte de la estatua, lo que indica el gran nivel de realismo de la escena.
Los ojos de ambos animales recuerdan en exceso a los de la llamada Bicha de Bazalote (Albacete), del siglo VI antes de Cristo, con doble línea de marca en torno a los cuencas oculares y otro elemento con esa pieza castellana es la forma del rabo pegada al cuerpo en clave ascendente, si buen en la leona sólo muestra un parte, ya que el resto se ha perdido.
Bicha de Balazote, siglo VI a.C. Museo Arqueológico Nacional. Foto de Santiago Relanzón
Igualmente, el conjunto arquitectónico descansaba sobre una plataforma también de piedra que igualmente se ha perdido en parte, sin bien todavía tiene rastros de su existencia.
Lo más llamativo es que la existencia de leones en la Península Ibérica data del Pleistoceno, que acabó en el 10.000 antes de Cristo, por lo que el influjo para elaborar este tipo de esculturas llegó con los colonizadores griegos, pero los pueblos iberos desconocían este animal por no haber convivido con él.