¿Es posible que los antiguos habitantes de Iberia llegasen a América por mar hace 7000 años? Una evidencia genética podría confirmar tal posibilidad según nuestro colaborador Georgeos Díaz-Montexano. Se trataría de las momias de Chinchorro, en Chile cuya ancestría masculina nos hablaría de un antepasado europeo occidental.
Según el estudio que os resumimos es probable que una alta civilización marítima como la que aparece representada en las pinturas rupestres de Laja Alta (quizás la misma que llega a oidos de Solón y que Platón denomina Atlante tal y como pudimos ver en el documental Atlantis Rising de National Geographic) llevara a cabo esta increible gesta bien por propia iniciativa de explorar lo desconocido o bien por mero accidente, es decir, que como ha pasado otras veces desde hace varios siglos, los vientos alisios y las corrientes oceánicas pudieron arrastrar a una embarcación de vela hasta el otro lado del océano.
A continuación podeis leer el estudio completo y el video resumen explicado por el propio investigador:
A continuación podeis leer el estudio completo y el video resumen explicado por el propio investigador:
Momia de Chinchorro en la costa del desierto de Atacama. La cultura Chinchorro se desarrolló entre el 7020 y el 1500 a. C., desde Ilo (Perú) por el norte hasta Antofagasta (Chile) por el sur. Las momias serían unos 2000 años más antiguas que las equivalentes egipcias. Foto, por cortesía de Martha Saxton, National Geographic, 2021 / atlantisng.com
Pinturas de Laja Alta en Jimena de la Frontera, Cádiz, datadas en al menos 6000 años de antigüedad. Fuente: https://lucesenelmar.files.wordpress.com/
La fuente de información principal sería el estudio realizado en 2017 por Robert Smith, editor del blog especializado en paleogenética genetiker.wordpress.com que toma como referencia los datos de ancestría publicados en la revista Science en "Genomic evidence for the Pleistocene and recent population history of Native Americans".
Ante las dudas surgidas por el inesperado hallazgo de ser posibles "contaminaciones modernas" Robert Smith volvió a realizar el estudio con 26.982 SNPs de transversión cuando los análisis de componentes de mezcla genética o ancestría no suelen usar más de unos 3000 SNPs. Esto significa que los resultados son mucho más precisos y más fidedignos.
Podemos consultar el estudio completo en el siguiente enlace:
Ante las dudas surgidas por el inesperado hallazgo de ser posibles "contaminaciones modernas" Robert Smith volvió a realizar el estudio con 26.982 SNPs de transversión cuando los análisis de componentes de mezcla genética o ancestría no suelen usar más de unos 3000 SNPs. Esto significa que los resultados son mucho más precisos y más fidedignos.
Podemos consultar el estudio completo en el siguiente enlace:
Tal y como comenta Díaz-Montexano: "La evidencia que vamos a analizar esta vez es antropológica. Se trata de un individuo masculino (Chinchorroi15) hallado entre las célebres momias de Chinchorro, Chile (las más antiguas de la humanidad). La momia de este hombre de la Cultura de Chinchorro ha sido datada en unos 6200 años (ca 4292 – 4242 a. C.) y contra todo pronóstico, el linaje paterno de este individuo no pertenece a ninguno de los linajes amerindios (BT, IJK, Q, P, C, F) que vinieron desde Asia, vía Beringia o el Pacífico, sino a un linaje Euroasiático, CT-M168, que en los tiempos en que vivió el hombre de Chinchorro, y antes, solo existía en Europa y en un sitio de Jordania. De hecho no llega hasta el Asia Central hasta miles de años después. Lo verdaderamente sorprendente es que este hombre CT-M168 de Chinchorro solo pudo llegar desde las costas atlánticas de Europa, sobre todo desde Iberia."
La proporción de ancestría del Mesolítico Europeo de un 21% y de ancestría Afrasiático-Anatólica del Neolítico de un 14% que se observa en las momias de Chinchorro es favorable a un origen en la península ibérica, dado que para esas fechas en torno al 4000 a. C. el componente de ancestría Afrasiático-Anatólica del Neolítico apenas llevaba unos 1500 años en la península. Una proporción de 21% Mesolítico y 14% Neolítico es totalmente consistente con la que observamos en esos tiempos entre la Península Ibérica y en un par de sitios de la Europa occidental, especialmente en Alemania.
De todos los individuos con linaje CT-M168 reportados desde la prehistoria hasta la Edad Media (29 países), el mayor porcentaje (17%) se halla en la península ibérica. De el resto de los países, quince cuentan con un solo individuo constatado, Israel, Rusia y Suecia tienen dos individuos y Alemania tres individuos. Queda claro pues que Iberia es la mejor hipótesis, no solo por tener individuos CT-M168 con dataciones anteriores y casi contemporáneas al individuo CT-M168 de Chinchorro, Chile, sino por tener la mayor concentración antigua de individuos con dicho linaje paterno, así como tener sus costas marítimas del Sur-Sudoeste de cara a las corrientes circulares del Golfo que en su sentido dextrógiro (como en las agujas del reloj) favorecen el arribo a las costas atlánticas del Norte de Suramérica, hecho más que demostrado con no pocos naufragios de pequeñas y medianas embarcaciones veleras de tiempos históricos que perdiendo el rumbo, pocos días después de pasar el Estrecho de Gibraltar en dirección hacia las Canarias o hacia otros puntos de las costas africanas occidentales, terminaron en algún punto entre las costas de Venezuela, Guayana, Brasil, América Central o las islas del Caribe.
Mapa 1. Las flechas rojas señalan el sentido circular de las las principales ‘Corrientes del Golfo’, las cuales permiten el arribo a las costas noroccidentales de América del Sur. Las flechas azules señalan la ruta más verosímil seguida por el linaje paterno CT-M168 de Chinchorro, Chile. De acuerdo a las dataciones de CT-M168 de Iberia y a las mismas ‘Corrientes de Golfo’, el mejor punto de partida parece haber estado entre el SurSudoeste de Iberia. Una ruta desde las costas del Mar del Norte, aunque igualmente probable, no parece la mejor hipótesis. - Fuente: Georgeos Díaz-Montexano / atlantidahistorica.com
Estamos hablando de una navegación que aún asumiendo la hipótesis del naufragio por pérdida de rumbo (no un viaje intencional de exploración marítima) sigue siendo casi milagroso. Un grupo indeterminado de personas que tras perder el rumbo en algún punto no muy lejano de las costas atlánticas del Sudoeste de Iberia y el Noroeste de Marruecos y las Canarias, terminan atrapados por las Corrientes del Golfo y los vientos alisios y logran llegar con vida (al menos uno con linaje paterno CT-M168) a las costas de Noroeste de América del Sur, muy probablemente a las costas de Colombia vecinas a las de Panamá, y desde allí entrarían por el Golfo de Urabá y el río Atrato desde el cual es posible cruzar hasta la vertiente del océano Pacífico.
La primera momia que se encontró de la cultura Chinchorro fue la de un niño en Valle de Camarones, Chile. Foto: www.lepetitclos.cl
Momia de estilo "negra", debido a que los cuerpos estaban cubiertos con una capa de manganeso negro. Chinchorro, Chile. Obsérvese el color rojo intenso ¿pelirrojo? del pelo en comparación con otras momias. Foto: www.sciencemag.org
Momia Chinchorro con vendajes, Chile. Foto: www.cuentosdemarieta.blogspot.com
En cualquier caso, la mayor evidencia de que una vez que los sobrevivientes de la cultura marítima atlántica de Iberia (los atlánticos de los egipcios y Solón) llegan a las costas atlánticas de Colombia no continúan viajando hacia el Sur por la mejor ruta posible antes descrita hasta alcanzar las playas de Chinchorro en Arica en una única gesta de exploración, es que el individuo de Chinchorro portador del linaje paterno CT-M168, tiene como madre una mujer amerindia del típico linaje materno A2 y una importante mezcla amerindia que ocupa el mayor porcentaje en su mezcla de ancestrías. Es decir, que no estamos ante uno de aquellos individuos que llegarían por vía marítima desde las costas atlánticas del Sur de Iberia, ya fuera por navegación comercial o de exploración (hipótesis menos probable) o por mero naufragio, sino ante un descendiente, que de acuerdo a los porcentajes de mezcla genética, podría estar separado genéticamente de los primeros hombres CT-M168 que llegaron a las costas del Noroeste de América del Sur en un posible naufragio en al menos unos 500 años, o puede que algo más, lo que nos lleva a que tal supuesto naufragio pudo acontecer, aproximadamente, hace unos 7000 años. Hace unos 7800 años en Iberia ya estaba asentada la cultura Neolítica con ancestría Afrasiático-Anatólica (sin duda alguna conocedora de la navegación marítima) y conviviendo ―al parecer en buenos términos― con la cultura Mesolítica de los primeros constructores de Megalitos, quienes desde algún tiempo antes ya eran excelentes navegantes acostumbrados a la navegación no solo fluvial sino también marítima y atlántica, cuando menos de cabotaje.
A todo esto debemos mencionar otro sorprendente indicio que nos podría sugerir un trasvase cultural desde Europa: el descubrimiento de técnicas de momificación aplicadas en el valle del río Sado, Portugal nada menos que hace 8000 años, en pleno mesolítico y según citan los investigadores podría tratarse un un fenómeno más habitual de lo que se piensa en toda la cornisa Atlántica. De esta manera las momias más antiguas serían las portuguesas seguidas, 1000 años despues, por las chilenas. Si bien el procedimiento de elaboración era diferente, puede ser explicable por la adaptación a las costumbres y creencias indígenas, los materiales disponibles y el clima tras siglos de convivencia y mestizaje.
Precisamente en Colombia tenemos lo que consideramos un claro indicio del paso de la cultura atlántica-megalítica por América. Se trata del parque arqueológico de San Agustín en el departamento de Huila donde el petroglifólogo gallego Pablo Novoa Álvarez pudo comprobar in situ la presencia de estructuras megalíticas de tipo dolmen, algunas de ellas con corredor e incluso con inscripciones similares a las que aparencen en la península.
En esta gran necrópolis si bien se han encontrado restos que se remontan al 3000 a.C., cuando empieza la denominada "etapa arcaica", por alguna razón inexplicable se considera que las estructuras dolménicas corresponderían al "periodo clásico" (300 al 800 d.C.) al cual pertenece la mayor parte de la estatuaria y los sarcófagos de madera que en ocasiones se encuentran integradas o reutilizan las construcciones megalíticas. Nos parece sumamente extraño que ningún arqueólogo haya reparado en el gran parecido con sus homólogos europeos ni se hayan percatado que las estatuas del periodo clásico simplemente podrían haber reutilizado antiguas sepulturas. Habrá quien argumente que el dólmen es una construcción tan sencilla que está presente en todas las culturas pero en América del Sur y Central no hemos visto ningún otro caso semejante y menos aún algo tan 'sui géneris' como son los dólmenes de corredor.
En esta gran necrópolis si bien se han encontrado restos que se remontan al 3000 a.C., cuando empieza la denominada "etapa arcaica", por alguna razón inexplicable se considera que las estructuras dolménicas corresponderían al "periodo clásico" (300 al 800 d.C.) al cual pertenece la mayor parte de la estatuaria y los sarcófagos de madera que en ocasiones se encuentran integradas o reutilizan las construcciones megalíticas. Nos parece sumamente extraño que ningún arqueólogo haya reparado en el gran parecido con sus homólogos europeos ni se hayan percatado que las estatuas del periodo clásico simplemente podrían haber reutilizado antiguas sepulturas. Habrá quien argumente que el dólmen es una construcción tan sencilla que está presente en todas las culturas pero en América del Sur y Central no hemos visto ningún otro caso semejante y menos aún algo tan 'sui géneris' como son los dólmenes de corredor.
Monumento megalítico con estatuas del periodo clásico, aparentemente talladas sobre los antiguos ortostatos. Parque arqueológico de San Agustín, Huila, Colombia - Imagen cortesía de Pablo Novoa
Monumento megalítico de tipo "dolmen" con estatua. Parque arqueológico de San Agustín, Huila, Colombia - Imagen cortesía de Pablo Novoa
Otros hallazgos genéticamente relacionados han sido un individuo hallado en Puerto Rico que murió hace 1132 años y otro de la Cultura de Mailand Chumash del Sudoeste de Canadá, datado en hace 1150 años, junto con el de Chinchorro de hace 6242 años, podrían ser descendientes del mismo individuo CT-M168 que hace unos 7000 años sobrevivió (o de varios sobrevivientes con el mismo linaje paterno) en el posible naufragio de marineros atlánticos que procedentes de Iberia arribarían a las costas del Norte de América del Sur, según parece por algún punto de las costas atlánticas de Colombia.
Topónimos de sudamérica que pudieran estar relacionados con otros de la península ibérica en la ruta hipotética de los marineros atlánticos - Georgeos Díaz-Montexano / Atlantidahistorica.com
Para finalizar Georgeos nos habla del nombre del río colombiano de Atrato. Su etimología es totalmente desconocida. No se puede explicar (salvo el último elemento -to ‘río’) con ninguna lengua aborigen de las conservadas en la zona, y la hipótesis de que Atrato es una mera derivación del término "trata" por la supuesta denominación del río como “Río de la Trata” dado por contrabandistas neerlandeses e ingleses debería descartarse definitivamente por absurda, ya que, para empezar, los nombres de los ríos (hidrónimos) suelen representar la capa poblacional más antigua o alguna de las posteriores, pero siempre es antigua. Raras veces los nombres de los ríos de una región conquistada hace menos de 1000 o 500 años responden, etimológicamente, a la lengua más reciente de los últimos colonos o conquistadores. Por otra parte, ni en neerlandés, ni en inglés el concepto de trata (de tratar, comerciar) se pronuncia como atrato, ni parecido siguiera. En inglés trata es ‘tries’ (pro. aprox “trais”), tratar es ‘treat’ (pro. aprox. “truit”) y comercio es ‘trade’ (pro. aprox “treid”); mientras que en neerlandés (Dutch), trata es ‘probeert’ (pro. aprox. “probiert”), tratar es ‘behandelen’ (pro. aprox “bahándele” con h aspirada como en el inglés head y heart) y comercio (como trata) es ‘verhandelen’ (pro. aprox. “ferhándele” de nuevo con h aspirada). Ni siquiera las formas inglesas (pronunciadas casi como “trais”, “truit” y “treid”) podrían derivar en Atrato.
La hipótesis de Díaz-Montexano es que la forma Atrato es la última derivación de una anterior que sonaría como Atlato, que bien podría ser una forma adjetival plural de Atla, o sea, que el río *Atlato vendría a significar algo así como el “Río de los Atlantes”, dado que *Atlato bien podría ser un adjetival plural de *Atla. Algo similar sucede en griego, donde Atlantoi (Atlantes) es una forma adjetival plural de Atla(s). Por otra parte, podríamos estar ante una forma mixta o bilingüe, es decir, un topónimo (hidrónimo en este caso) que es creado con elementos de dos lenguas, fenómeno lingüístico-histórico muy común en todo el planeta. En este sentido, el hidrónimo Atrato podría haberse formado del posible lexema *Atra o *Atla de la lengua hablada por los marineros atlánticos procedentes de la Iberia del Neolítico Temprano, más do/to ‘agua, río’ en la lengua indígena local conocida como Ēbēra o Embera hablada por el pueblo Ēbēra (¿un etnónimo derivado de una forma neolítica *ebera, anterior a ibera y a Iberia?) que los conquistadores prefirieron llamar Chocó. De modo que *Atra-to > Atrato significaría “Río Atra”, que anteriormente bien pudo ser Atla o bien Atara/Atala.
Hueso con grabados de escritura reconocidos e identificados como pertenecientes a un signario Ibero-Tartésico por Díaz-Montexano con una datación de 4000-3800 años a.C. Actualmente se expone en la Biblioteca Nacional y el Instituto de Paleografía y Filología Histórica de Oslo, siendo reconocida la interpretación como "ATAL TARTE"
Paleoescritura ATAL en el barranco de Otiñar (El Toril, Jaén) - Georgeos Díaz-Montexano / atlantidahistorica.com
El término, además, halla soporte en la misma península ibérica, donde han aparecido al menos tres evidencias epigráficas antiguas (dos de ellas prehistóricas) con la misma raíz. La más antigua fue grabada sobre un hueso que ha sido datado en más de 6000 años. Aplicándose los mismos valores fonéticos que tienen los signos en la escritura kynético-tartésica o del Sudoeste y en el signario de proto-escritura lineal pre-tartésica (ELTAR), el cual se documenta muy ampliamente desde el Neolítico, se podría leer como Ataltarte o Ataltarto. La evidencia epigráfica hallada en Iberia que le sigue en antigüedad se encuentra en la ‘Cueva de la Tinaja’ del ‘Barranco de El Toril’, Otíñar (Jaén) en un claro contexto de Arte Rupestre del Neolítico o del Calcolítico y podría tener igualmente más de 6000 años, aunque de momento no se descarta una cronología algo más reciente dentro del mismo Calcolítico. La inscripción se puede leer como Atal, Atala o Atla, y se halla inscrita justo debajo de un símbolo similar al esquema o diseño de la planta urbanística de la capital de Atlantis, según leemos en la descripción del Critias, es decir, tres fosos circulares concéntricos que eran inundados con agua y que se alternaban con dos anillos de tierra o espacios inter-fosos, todos ellos alrededor de una pequeña isla central circular, la que a su vez se conectaba con el exterior por un canal que traspasando los tres fosos concéntricos y los dos anillos de tierra sobresalía hacia el exterior. El símbolo (al que denominamos como “tipo capital atlante”) tiene además la figura de un naviforme (embarcación) justo frente a lo que sería la entrada del canal que daría acceso al interior de la ciudad concéntrica. La tercera evidencia epigráfica es de época hispano-romana. Se trata de dos lajas de pizarra con nombres de dos individuos iberos que son identificados como del linaje de los atlantes
Placa catalogada como S3 (6,8 cm x 4,9 cm). Anverso: E TYCHE A BAEUS (¿BASEUS?) Reverso: ADLNTE. Calco fidedigno del realizado por D. José García Romero, 1997 - Georgeos Díaz-Montexano
De este modo Georgeos continúa y concluye que "en la misma Colombia, no muy lejos hacia el Este del ‘Río Atrato’ tenemos el topónimo Atara, que bien podría estar relacionado con la misma raíz etimológica de Atrato, que permitiría deducir una forma anterior como *Atarato. El topónimo Atara habría conservado una forma más cercana al posible lexema radical original que bien pudo ser *Atala o Atla. Casualmente, el otro caso lo hallamos no muy lejos de donde se halla el sitio arqueológico de la Cultura de Chinchoro (Arica). A unos 400 km al Este tenemos el topónimo Ataraca, que parece una forma adjetival derivada de Atara, desde el mismo posible lexema radical original Atala o Atla. Mientras que como posible confirmación de esta hipótesis, no muy lejos del nacimiento del río Atrato, en dirección sur, pero ya en territorio de la actual Ecuador, tenemos nada menos que un río Atala, el cual parecer haber conservado la forma más cercana (de todas las anteriores) al posible lexema radical original *Atala o Atla, el cual pudo haber sido introducido por los marineros (náufragos o exploradores) atlánticos de Iberia que hace unos 7000 años llegarían a la región y entre los cuales uno, al menos, sería portador del linaje paterno europeoide-caucasoide CT-M168. Nótese, además, que en la lengua Ebera/Embera o Chocó no existe ninguna raíz que permita explicar etimológicamente el lexema atra- presente en el compuesto Atra-to “Río Atra”. Y lo mismo pasa no solo en esta lengua, sino en todas las que rodean a Colombia desde Panamá y Venezuela occidental hasta Perú y Chile (Cofán, Waorani, Cayapa, Goajiro, Colorado, Páez, Epena, Muisca, Mosetén, Chipaya, Tacana, Mashco Piro, Siona, y Aymara) para el lexema Atara y/o Atala, lo que apunta a que estemos ante un lexema *Atra/*Atla que no es de origen amerindio, y dado que tampoco es español (en todo caso Atla-s es de origen griego), ni de ninguna otra lengua europea de conquistadores que tuvieran una importante influencia en la región, y que a todas luces parece haber existido ya en tiempos anteriores a Colón, al hallarse como formante de hidrónimos, no quedaría otra que considerar un origen lingüístico prehistórico foráneo. Muy probablemente un término mesolítico-neolítico de origen peninsular ibérico de la lengua principal que hablaría la misma alta civilización marítima atlántica que por tradición llega a los egipcios y desde estos a Solón, quien la llama Atlántica o de la Atlántida por tener sus dominios en las costas atlánticas de Europa (Iberia) y la Libia (Marruecos y Mauritania), y por la Isla Atlantis que tenía su comienzo en el mismo mar Atlántico, pero no muy lejos del Estrecho de Gibraltar (Columnas de Hércules)."
Documental "Chinchorro: 3.000 años antes que Tutankamón". Las Momias más antiguas del Mundo. Grupo Proceso, Arica, Chile. Dirección: Hermann Mondaca Raiteri / Andrés Vargas Danú
Documental "San Agustín - Huila: Qué visitar en este destino arqueológico de Colombia" - Itinerant Lawyer
Interesante, cuando menos, resulta que el etnónimo Ēbēra que da nombre al pueblo de la región y a su propia lengua, se puede explicar a través del término ẽbe'ra, que en la misma lengua ēbēra o Chocó significa ‘persona, ser humano’. Pues resulta que entre las numerosas lenguas indígenas de toda América solo tiene cognado en el Chibchan, lengua hablada en la mayor parte de Colombia, con la forma barī, fuera de esto, en el resto del mundo resulta que hallamos unos más que interesantes correlatos (no digamos cognados aún) precisamente en lenguas afrasiáticas (el Afrasiático es sin la menor duda el idioma que portarían los primeros agricultores del Creciente Fértil que llegan a Europa, tanto por vía marítima directa como a través de Anatolia) y en el húngaro. En el Proto-Chádico Central: *(mV-)baHr- ‘persona’ (Gisiga: mburo; Mada: mbre; Bachama: ḅwáàrá), Proto-Chádico Occidental: *(mV-)baHr- ‘persona’ (Galambu: m̀bǝ́ǝ́r; Pa'a: mbárı̀-n; Mangas: ḅǝḅǝǝr; Zul: baar, mbar), Proto-Chádico Oriental: *bar- ‘persona’, ‘hombre’ (Ndam: bʌ̀r; Gabri: barua; Dormo: bara; Kera: bàr), todas estas formas descienden del Proto-Afrasiático (Mesolítico Neolítico): *bar- ‘hombre’ (Saho-Afar: *barr- 'hombre').
Queda bastante claro que la forma Ēbēra (ẽbe'ra ‘persona, ser humano’) y su cognado Chibchan (barī ‘persona, ser humano’) no tienen cognados en ninguna otra lengua indígena de América, pero sí unos sorprendentes correlatos en las lenguas afrasiáticas. Siendo pues el Afrasiático el idioma principal o dominante (obviamente algo mezclado con muchas voces de las lenguas locales indígenas mesolíticas) de los pueblos agricultores del Creciente Fértil que se expandieron por casi toda Europa hasta sus confines más occidentales (Iberia e Islas Británicas) en apenas unos 2000 años, y por tanto, el idioma principal dominante entre los humanos del Neolítico de Iberia en los tiempos anteriores y contemporáneos a la migración marítima o naufragio que llegaría a las costas de Colombia entre hace unos 7000 y 6500 años, resulta entonces más que verosímil que en este hecho y en la lengua afrasiático-anatólica que ellos llevaron hacia América ―donde el término para ‘hombre, persona, ser humano’ sería el mismo Afrasiático: *bar-, o más probablemente *ber-, dado el tiempo transcurrido desde los primeros hablantes del Afrasiático salieron desde el Creciente Fértil en dirección a Europa― pueda hallarse la explicación a las citadas formas del Ēbēra (ẽbe'ra) y del Chibchan (barī) para referirse a la ‘persona, al hombre o ser humano’, que no encuentran cognados o parentescos en el resto de las leguas amerindias, donde las formas para tales conceptos son bien diferentes.
Libro "Atlantis Rising. National Geographic y la búsqueda científica de la Atlántida" - Georgeos Díaz-Montexano, coguionista y asesor histórico científico del documental "El resurgir de la Atlántida". En el se desarrollan con detalle los argumentos expuestos en el documental acerca de la existencia de una alta civilización marítima que dio lugar a la leyenda narrada por sacerdotes egipcios a Solón y transcrita por Platón
¿Podemos realmente reducir todo esto a una milagrosa sucesión de coincidencias meramente fortuitas? Verdaderamente ni Díaz-Montexano ni nosotros mismos pensamos que esta sea la mejor repuesta.