Hace 30 años que se produjo un descomunal y brutal atentado contra el patrimonio histórico, la destrucción del mayor palacio del Imperio Romano para la construcción de la estación del AVE en Córdoba. “Una herida aún abierta”, según Camino Fuertes, arqueóloga de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales. Hoy día contemplamos como las administraciones permiten e incluso financian en Jaén la destrucción del yacimiento de Marroquíes Bajos y su gran ciudad de la Edad del Cobre única en su género con la construcción del actual Conservatorio de Música y las futuras Ciudad de la Justicia y Comisaría de Policía. Historias paralelas, la destrucción del palacio cordobés fue silenciada en los medios y probablemente las personas decentes que en su momento protestaron también fueron silenciadas. Se orquestó una campaña de Noticias Falsas como la que ahora se desarrolla para ocultar su verdadera importancia. ¿Lamentaremos igualmente dentro de 30 años el atentado patrimonial que se está produciendo en Jaén cuando alguien decrete el fin de la "ley del silencio" o lograremos parar a tiempo las obras previstas y que el mundo entero sepa lo que está ocurriendo?
Desde Argarica queremos agradecer el apoyo que hemos recibido a la campaña "Salvemos Marroquies Bajos, la primigenia Jaén" por parte de arqueólogos comprometidos y de gran prestigio como Camino Fuertes para que esto nunca más se vuelva a repetir. Igualmente agradecemos a asociaciones ciudadanas que ahora mismo están luchando en todo el territorio contra las presiones de políticos y constructores, por ejemplo estas jornadas en Córdoba que organizan Amigos de Medina Azahara, el Instituto Almenara en Jaén o la gran labor de la asociación Unidos por Baria en Villaricos (Almería) o los Amigos de la Alcazaba en la misma provincia.
Reproducimos a continuación parte de la noticia del diario El País
Córdoba ganó una estación de AVE y perdió el mayor palacio del Imperio Romano
Unas jornadas reviven la destrucción hace 30 años del gran complejo construido por el emperador Maximiano Hercúleo en el siglo III. Las administraciones priorizaron la infraestructura para la Expo de Sevilla sobre la protección del patrimonio
Fue descomunal, brutal, un gigantesco atentado contra el patrimonio histórico, un expolio sin matices. “Una herida aún abierta”, según Camino Fuertes, arqueóloga de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, que este martes pronuncia la conferencia 30 años del yacimiento de Cercadilla para recordar que se cumplen ahora tres décadas de la destrucción del palacio imperial romano de Córdoba, levantado por el emperador Maximiano Hercúleo entre los años 293 y 305. “Un dolor enorme”, recuerda Ana Zamorano, presidenta de la asociación Amigos de Medina Azahara, que ha organizado otras jornadas en línea ―Cercadilla, la pérdida de la inocencia―. El complejo, que ocupaba ocho hectáreas, comenzó a ser arrasado en mayo de 1991 para edificar la estación del AVE en la ciudad andaluza.
“Fue un expolio, se orquestó una campaña de fake news contra el yacimiento”, denuncia Fuertes, que este martes participó en unas jornadas organizadas por el Instituto Municipal de Turismo de Córdoba sobre esta destrucción: “Se decía que, si no se arrasaba el yacimiento, el AVE nunca llegaría a Córdoba; que lo hallado carecía de valor, que los arqueólogos nos estábamos haciendo ricos con las excavaciones; que los restos iban a integrarse en la estación y, finalmente, que se cambiaría el trazado de todas las vías del tren. Todo era absolutamente falso”, se indigna tres décadas después.
El alcalde de Córdoba, Herminio Trigo, de IU, llegó a calificar el yacimiento de “cuatro piedras”. La revista Época publicó en marzo de 1992 que ni el Gobierno central ni la Junta de Andalucía, ambos en manos del PSOE, hicieron nada para salvar el yacimiento. Al contrario, miraron para otro lado e incluso apoyaron la destrucción. En septiembre de 1992, una comisión internacional de expertos advirtió de que se podría estar “ante un monumento único en el mundo que debía respetarse y ser estudiado”. “Era el de mayores dimensiones de todo el Imperio Romano”, declaró Hidalgo junto con el otro codirector de las excavaciones en aquel momento, Pedro Marfil.
El arqueólogo jesuita Manuel Sotomayor, premio de Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, se sumó a las quejas: “Es una excavación impresionante”. Miguel Rodríguez-Pantoja, catedrático de la Universidad de Córdoba, calificó el yacimiento como “algo único en el mundo por sus dimensiones, la época en que fue construido y su enorme significación. Cuesta creer que será destruido”.