A continuación una interesante explicación sobre su uso y técnica constructiva en Irán:
Podéis ver la noticia original en: Diario de Almería
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En la provincia se localizan más de una veintena 'qanats' que datan de la época musulmana
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La mano del hombre los está enterrando
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En otra zonas ya son patrimonio mundial
Vista aérea de un qanat - Lavozdelmuro.net / iagua
El Desierto de Tabernas cuenta con más de una veintena de 'qanats', el sistema de captación de aguas superficiales más antiguo a nivel mundial. El 'qanat' surgió hacia el 1000 a. C., probablemente en la antigua Persia, aunque también se ha señalado que podría ser originario de la península de Omán o del noreste de la meseta de Irán.
En Almería es posible que los qanats llegaran al Desierto de Tabernas durante la época romana y que después estos fueran aprovechados y mejorados en la época de Al-Andalus. En Almería, investigadores de la Estación Experimental De Zonas Áridas del CSIC han venido estudiando el terreno durante los últimos años, alertando sobre la más que posible desaparición de los 'qanats' y la pérdida patrimonial, aparte de la práctica, que ello supondría.
“El acceso al agua potable ha sido desde el principio de los tiempos un factor fundamental en el desarrollo humano. Por esto, en lugares áridos donde no hay ríos ni manantiales, las sociedades ha tenido que extremar su ingenio y multiplicar su esfuerzo para tener acceso a esta sustancia vital”, explican desde la Fundación Aquae.
La misma fuente apunta que la construcción del 'qanat' comenzaba con la excavación de un pozo vertical –llamado pozo madre– hasta un acuífero conocido. Dicho foso, cavado manualmente, tenía el ancho mínimo para permitir al minero realizar su trabajo. Al llegar a la fuente de agua, comenzaba la perforación horizontal del túnel que debía llevar el líquido a su destino. Dado que la fuente original se situaba siempre a mayor altitud, el qanat estaba ligeramente inclinado y el agua fluía por el efecto de la gravedad sin necesidad de ser bombeada. La cantidad no podía ser controlada y dependía del nivel freático del manantial. Cada 30 metros de recorrido, aproximadamente, se hacia un nuevo pozo desde la superficie para tener acceso al agua, garantizar la ventilación, poder retirar la tierra sobrante y realizar tareas de mantenimiento –básicamente, eliminar la cal–.